A comienzos del siglo XX, sir Edward Elgar compuso su famosa media docena de Marchas de Pompa y Circunstancia, título inspirado ni más ni menos que en unas líneas del acto tercero, escena tercera, del Otelo de Shakespeare . Más inglés imposible. El juego de palabras, con música perfecta para graduaciones universitarias, aspiraba a glorificar tanto el alarde de un desfile militar (la pompa) como el combate (circunstancia). No hace falta decir que el esfuerzo por desvincular el vistoso ceremonial castrense de la brutalidad bélica resultó más bien efímero gracias a la sangrienta sordidez de la Primera Guerra Mundial.Con todo, el Reino Unido –gracias a su monarquía– sigue siendo una superpotencia en materia de pompa y circunstancia. Prueba de ello, el recibimiento con todos los honores dispens
¿Por qué para Europa no hay alternativa posible a la relación trasatlántica?

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