Mary Ellen se adelantó a su tiempo. Nació como Wilson, se convirtió en McCormack. Tuvo primero una madre, después otras. No era la única niña que había pasado por los métodos de la época, pero su caso no tuvo precedentes. Su infancia transcurrió en un presente histórico en el que la crianza se moldeaba a base de castigos psicológicos, verbales, físicos. “ Mamá tenía la costumbre de pegarme casi a diario ”, testificó cuando era apenas una niña. Lo hacía, dijo, con un látigo de cuero. Reveló que le tajeaban las manos con tijeras, que nunca la acariciaron, que no conocía la calle. Era hija de una era en la que no existían leyes que la protegieran del maltrato de madres y padres. Para que su historia de desgracia no fuese una más, hubo un vecindario atento y un subterfugio en la legislación

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