Tengo la teoría de que el gobierno de la 4T, con el correr de los años y con el apoyo de expertos nacionales e internacionales en comunicación de masas y análisis de coyuntura les tiene bien tomada la medida a una oposición tan desarticulada, tan carente de liderazgos, tan desprovista de ideas claras para meterse en serio por la disputa del poder, que se ha vuelto especialista en mantenerlos ocupados entre cortinas de humo y posverdades.
Tiene con qué hacerlo: una bien aceitada y costosa maquinaria de propaganda, control de medios de Estado y no pocos privados; un manual de reivindicaciones del proyecto de nación que incluye conceptos como el ‘humanismo mexicano’ -cualquier cosa que eso signifique-, y un amplio catálogo de descalificaciones para contrastar entre los que “estamos del lado