Más allá de lo evidente, en los rincones más oscuros del planeta, existen trabajos que desafían la lógica humana, ocupaciones que exigen a quienes los desempeñan una lucha diaria por la supervivencia. Lo que para algunos es simplemente una jornada laboral, para ellos es un combate diario contra la muerte, la miseria y la explotación. Desde los desactivadores de minas en Camboya hasta los esclavos del ladrillo en India y Nepal, estos oficios convierten la supervivencia en una ruleta rusa. Condiciones infrahumanas, exposición a tóxicos letales y una remuneración ridícula dibujan un panorama desolador donde el cuerpo se convierte en moneda de cambio.
Trabajos extremos que rozan lo inhumano
Los cazadores de minas en Camboya, por ejemplo, pisan con cuidado en suelos sembrados de muerte . U