Comenzar a correr puede parecer sencillo, pero detrás de ese gesto instintivo de mover las piernas a mayor velocidad hay una combinación de hábitos, pequeñas estrategias y decisiones que marcan la diferencia entre disfrutar de la experiencia o abandonarla en las primeras semanas. No se trata de alcanzar metas olímpicas ni de seguir al pie de la letra un plan rígido, sino de entender que cada salida es una oportunidad para conocerse mejor y sentirse más ligero en cuerpo y mente.

El inicio siempre es más suave de lo que uno imagina

Cuando alguien se propone empezar a correr, suele pensar en distancias largas y en cronómetros. Sin embargo, el primer gran secreto está en la calma: alternar tramos de caminata con trote ligero es suficiente para despertar al cuerpo sin exigirle más de la cuent

See Full Page