En una cocina cualquiera, de un hogar cualquiera, de cualquiera ciudad de España es fácil encontrar un microondas, una nevera y un horno conectados a la red eléctrica. Si después nos sentamos en el sofá del comedor, no será extraño que nos rodee un móvil y una televisión que también se alimenten de electricidad. Así podríamos recorrer todas las habitaciones de la casa, encontrando en cada una de ellas algo que esté conectado. Y esto que nos parece normal está, exagerando un poco, en riesgo de extinción, porque no solo son los cientos de miles de hogares que decoran los paisajes de nuestra geografía, también las empresas, las fábricas y, en definitiva, la batería de todo un país.
La Asociación de Empresas de Energía Eléctrica (Aelec) ha alertado de que la red está saturada , en concret