
Después de una hora de conversación sobre política exterior con el primer ministro británico, Donald Trump dijo este jueves que Vladímir Putin le ha “decepcionado” y que la guerra de Ucrania es “más difícil de lo que creía”, pero no dio ninguna señal de que se vaya a implicar más en una posible misión de paz ni que vaya a sancionar a Rusia, como amenazó a principios del verano.
“Me ha decepcionado mucho. Está matando a mucha gente. Y está perdiendo a más gente de la que está matando... No afecta a Estados Unidos. A no ser que esto termine como una guerra mundial”, dijo Trump en una rueda conjunta este miércoles con Keir Starmer. El presidente de Estados Unidos se distanció del conflicto, que ahora no cree que vaya hacia “la tercera guerra mundial”. “Tampoco os afecta mucho a vosotros”, añadió Trump, dándose la vuelta en el podio y dirigiéndose a Starmer, con aire tenso a su lado. El primer ministro británico, que está liderando los esfuerzos con Francia en Europa para apoyar a Ucrania, replicó que hay que “poner presión extra sobre Putin”.
“Estoy dispuesto a hacer otras cosas, pero no mientras la gente por la que estoy luchando siga comprando petróleo de Rusia”, dijo Trump en referencia a los países de la Unión Europea que no han dejado de comprar combustibles fósiles rusos (incluido España) pese a las sanciones a Moscú. Si los ingresos rusos por la venta de gas y petróleo caen, según él, “Putin no tendrá opción y dejará esa guerra”.
Los comentarios de la rueda de prensa mostraron pocos avances concretos respecto a los dos grandes conflictos internacionales sobre los que los líderes fueron interrogados.
Sobre la guerra en Gaza, Starmer aseguró que Estados Unidos y el Reino Unido están trabajando un plan general para la paz, y, en particular, para que entre la ayuda humanitaria en la Franja y los rehenes sean liberados. Pero Trump no aludió a ningún detalle, más allá de que la guerra “terminará” y que se trata de un conflicto que “lleva décadas”. También subrayó que está “en desacuerdo” con el plan del primer ministro británico de reconocer Palestina como Estado en los próximos días.
Cuando un reportero británico insistió a Trump en que él tendría el poder de parar al Gobierno de Benjamin Netanyahu, el presidente de Estados Unidos le recordó los atentados de Hamás del 7 de octubre, que describió como “uno de los peores días en la historia de la humanidad”. También dijo que quiere que la guerra acabe, pero primero los rehenes deben ser liberados y “no ser utilizados como escudos humanos”.
Cordialidad y negocios
Starmer y Trump estuvieron toda la mañana juntos en Chequers, la mansión campestre del primer ministro a unos 60 kilómetros de Londres, entre reuniones, un pequeño tour de la colección de objetos de Winston Churchill y una exhibición de paracaidistas de la fuerza aérea. Era el día, según el Gobierno laborista, dedicado “a los negocios” después de una jornada de “placer” en el castillo de Windsor, donde Trump fue agasajado por los reyes con desfiles, bandas militares y un banquete con 160 políticos y empresarios.
El Gobierno británico logró mantener con Trump un ambiente de cordialidad, incluso en el momento más incierto, la rueda de prensa, y pese a las contradicciones de los dos líderes, alguna sobre política interna.
El presidente de Estados Unidos dijo ante una pregunta de un periodista del tabloide The Sun que la inmigración “destruye países desde dentro” y aconsejó a Starmer que utilice el ejército contra las pateras que cruzan el canal de la Mancha. Starmer replicó presumiendo de un acuerdo con Francia que ha permitido la primera repatriación de una persona a ese país. Pero ambos líderes evitaron en general comentar sobre la situación del país del otro.
El Gobierno laborista intentaba vender como un triunfo para la economía británica la visita de Trump, que coincide con el anuncio de compromisos de inversión en el Reino Unido de empresas estadounidenses, la mayoría relacionadas con la tecnología.
Starmer habló de inversiones 15.000 millones de libras (más de 17.000 millones de euros) y de miles de puestos de trabajo para los británicos, y firmó con Trump un documento titulado “acuerdo de prosperidad tecnológica” que promete colaboración en investigación e inversiones en infraestructuras para la inteligencia artificial y el desarrollo de la energía nuclear.
El grueso de la futura inversión en el Reino Unido es de Blackstone, el mayor fondo de inversión privado del mundo, especializado en negocios inmobiliarios y criticado a menudo por su papel en la recesión después de la crisis hipotecaria de 2008, la crisis climática y el alza de los alquileres en todo el mundo. También hay compromisos de Microsoft, Google, OpenAI, Nvidia, el fabricante líder de chips que promete construir un “súper-ordenador” en el Reino Unido y “la mayor infraestructura de inteligencia artificial en Europa”, según su consejero delegado, Jensen Huang.
“La inteligencia artificial está conquistando el mundo. Os estoy mirando, Jensen y otros... No sé lo que estáis haciendo ahí... Espero que acertéis”, dijo Trump junto a Starmer, agitando la cabeza y apuntando hacia Huang y otros durante un evento con empresarios antes de la rueda de prensa.
Nick Clegg, el exlíder de los liberaldemócratas y ex ejecutivo de Meta, alertó en una conferencia este miércoles de que las grandes empresas tecnológicas británicas le pueden dar “las sobras” al Reino Unido mientras aumenta la dependencia de Estados Unidos y seguir siendo “un Estado vasallo” de Silicon Valley. Clegg dimitió de su puesto como presidente de asuntos globales de Meta en enero de este año después de casi siete años en California.
El banquete
En el banquete del miércoles, detrás de las alabanzas y las buenas palabras, Carlos III intentó colar algunos mensajes que sonaban a advertencia sobre lo que está pasando en Estados Unidos y en la relación transatlántica.
“Siempre he admirado el ingenio de los estadounidenses, y los principios de la libertad que vuestra gran democracia ha representado desde su nacimiento”, le dijo el rey a Trump en el banquete horas después de que el presidente presentara una querella de 15.000 millones de dólares contra el New York Times y unas horas antes de que celebrara la suspensión del programa del cómico Jimmy Kimmel después de un comentario crítico sobre él. En la rueda de prensa de este miércoles, al ser preguntado por el caso de Kimmel, Trump dijo: “No sé si lo puedes llamar libertad de expresión o no, ha sido despedido porque no tenía talento”
“Luchamos juntos en dos guerras mundiales para derrotar a las fuerzas de la tiranía. Hoy, mientras la tiranía vuelve a amenazar Europa, nosotros y nuestros aliados resistimos unidos en apoyo a Ucrania para detener la agresión y asegurar la paz”, dijo el rey ante un presidente que no se ha comprometido a apoyar una futura misión de paz y ha atacado a menudo al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.
“Nuestros países están trabajando juntos para apoyar esfuerzos diplomáticos cruciales”, aseguró el rey ante Trump, que se ha apartado de las negociaciones sobre Ucrania y cuyo Gobierno sólo dice que apoya a Israel en su plan para Gaza y puede que no haya solución diplomática .
“Compartimos la ambición y la determinación para conservar nuestras tierras majestuosas y nuestras aguas, y sobre todo asegurar que tenemos agua, aire y comida limpias”, dijo Carlos III al presidente que ha eliminado instituciones y regulación para esos fines.