El mes pasado, Raquel escuchó que golpeaban a la puerta de enfrente. Como no esperaba visitas y su cámara de seguridad no funcionaba, le preocupaba que pudieran ser agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos.
“Me da miedo hasta abrir la puerta”, dijo en español. “Está ese miedo, la inseguridad de ‘¿qué pasará?’”.
Al principio, Raquel, que vive en el lado oeste de Chicago, dijo que pensaba que las amenazas de redadas de ICE eran solo una táctica de intimidación. La administración Trump había dicho que se centraría en las personas con antecedentes penales, lo que le dio la tranquilidad de que tanto a ella como a su familia de cuatro miembros no los molestarían. (Raquel pidió que se la identificara con un seudónimo porque teme por su seguridad).
Pero entonce