Lejos de ser reliquias del pasado, los discos de vinilo siguen sonando. Tras su auge en los 70 y 80, se han convertido en piezas de culto para coleccionistas, fanáticos de lo vintage y oyentes que valoran la experiencia de la música en físico.

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Más allá de su valor como objeto de colección, el vinilo encierra un proceso artesanal y tecnológico que lo diferencia de lo digital. Esto da lugar a una pregunta clave: ¿cómo se graban las canciones en este formato?

Si una canción tuviese forma física, la manera más sencilla de imaginarla es como si se tratase de las olas del mar . Estas suben, bajan, se contraen o se extienden dependiendo del ritmo y es ese movimiento el que se guarda físicamente en los discos.

Ahora bien,

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