Lejos está el maní de ser originario de estas tierras –más bien lo es de regiones de Bolivia y de Perú–, pero no caben dudas de que encontró en Córdoba su lugar en el mundo.

En pocos lugares del planeta se produce tan al sur, pero en los suelos franco-arenosos halló el perfil ideal para su desarrollo, además de un calendario que permite su cosecha en otoño y en invierno, lo que le otorga mayor calidad.

Con todos estos beneficios, el maní, que tiene a Córdoba como epicentro nacional –con más del 70% del área sembrada y de la producción–, se ha convertido en la economía regional que más ingresos aporta al país: más de U$S 1.100 millones en el último año.

En las últimas siete campañas, la superficie sembrada de maní en el país promedió 403 mil hectáreas, un indicador influido por la magnit

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