E l martes Xabi Alonso dejó a Vinicius en el banquillo por segunda vez en cinco partidos y a pesar de todo la Tierra siguió girando sobre su eje. A ese movimiento (el de la Tierra, no el de Vinicius) se le conoce como rotación. Al del entrenador del Real Madrid, curiosamente, también. Pero da igual. Informar de una suplencia en el primer partido de Champions como si un meteorito viniera directo a estrellarse contra nuestro planeta entretiene mucho más, así que para qué hablar de rotaciones pudiendo hacerlo de toques de atención, pulsos o castigos. Si hay que pasar de puntillas por el pequeño detalle de que Vinicius es uno de los futbolistas que ha comenzado en peor estado de forma en la plantilla blanca, se pasa. Todo vale con tal de seguir alimentando la polémica permanente y la desme

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