La derrota oficialista en el Senado por el rechazo al veto de los ATN (adelantos del Tesoro a las provincias) alimentó un fuego que venía con fuerza propia y lo transformó en un incendio de proporciones.
Pero nada de lo que sucedió ayer es una sentencia definitiva. El Gobierno tendría un plan B para conseguir divisas y es posible que prevalezca el veto a las ATN, la ley que más daña al poder. Es posible que los diputados no consigan los dos tercios necesarios para aprobarlo. Si esto sucede, los mercados tomarán nota, como hicieron con los otros fracasos.
El inversor cuando compra o vende lo hace como el ajedrecista, mueve las piezas de acuerdo con lo que cree que va a suceder. Si así fuera, lo de ayer fue el peor presagio para las elecciones de octubre, pero no hay lógica en el día a día