Durante décadas, el sello «Made in USA» representó un símbolo de potencia económica, innovación y liderazgo a nivel mundial. Sin embargo, en los últimos años, muchas de las marcas emblemáticas de Estados Unidos cambiaron de manos y actualmente están bajo el control de intereses chinos.

Este fenómeno plantea la interrogante: ¿es un signo de globalización o una manifestación de pérdida de soberanía?

Desde el sector tecnológico, automotriz y hotelero hasta las industrias alimenticias, conglomerados chinos han adquirido grandes compañías estadounidenses que, en numerosas ocasiones, conservan sus nombres, productos e incluso la sede local, pero ejercen el control desde el otro lado del Pacífico.

Un caso destacado fue el de Smithfield Foods, el principal productor de carne porcina en Estados

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