“¿Su viaje es de placer o de negocios?”. Eso le preguntó el recepcionista del hotel a don Algón, que llegó del bracete de una estupenda rubia. Respondió el salaz ejecutivo: “El mío es de placer. El de ella es de negocios”. De vez en cuando la buena fortuna me lleva a Madrid. Siempre mi viaje es de placer, aunque vaya a perorar. Tres peregrinaciones sentimentales hago entonces. Visito a don Diego y sus Meninas en el Museo del Prado; saludo a la Virgen de la Paloma en Lavapiés, y voy al Café Gijón, que conserva la mesa donde Enrique Jardiel Poncela escribió algunas de sus obras. En mis años de juventud, cuando aún tenía cosas importantes que hacer, subí al palco escénico para representar su comedia “Una noche de primavera sin sueño”. En ella puso Jardiel algunos versos propios de su estilo:

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