Entre lágrimas y con el corazón palpitando a mil, el patrullero Diego Herrera esperaba pacientemente el reencuentro con el que soñó en el último mes, ese abrazo cálido y lleno de amor de Telmo, su perro antiexplosivos.

Su mejor amigo de cuatro patas llegó a bordo de una avioneta de la Policía Nacional, mientras él aguardaba en la pista.

Si no estuviera en silla de ruedas , producto de las heridas del atentado del que fue víctima en Amalfi, Antioquia, habría corrido a abrazarlo tan pronto vio su pequeña y húmeda nariz asomarse por la puerta de la aeronave.

Uno de sus compañeros de la Policía Nacional bajó a Telmo, otra patrullera lo recibió al final de las escaleras y lo acompañó en ese corto recorrido que no duró más de unos segundos hasta donde estaba el patrullero Diego Herr

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