Ana Montes, como Caronte, lleva al lector en una barcaza por el inframundo. El inframundo de Emilia Gutiérrez . Aquel que la llevó a obsesionarse con los colores hasta alucinar, a dejar de pintar, a encerrarse durante treinta años hasta convertirse en un secreto. Esa misma obsesión se hizo carne en esta escritora que primero escribió una nota, luego un perfil, un cuento, y ahora esta novela que vio la luz en Seix Barral. “Mirarla me ahoga, como si estuviera encerrada en un aparato resonador o en un ascensor muy chico, o en ese mismo cuarto en el que está ella”, escribe en La flamenca . Así la apodaban a la artista por su gusto por los pintores holandeses.
Mediante piezas breves –prosa poética, miscelánea, instantánea, verso, diario íntimo– hilvana una trama donde una mujer, suerte de