La globalización, ese motor que parecía imparable, ha entrado en una fase de profunda reconfiguración. Durante décadas, las cadenas de suministro se extendieron por todo el mundo, buscando la eficiencia máxima a través de la reducción de costes de producción. Este modelo, conocido como offshoring , llevó a empresas de países desarrollados a trasladar su producción a economías asiáticas.

Sin embargo, los vientos han cambiado. El mundo ha aprendido lecciones duras sobre la vulnerabilidad de depender de cadenas de suministro excesivamente largas, especialmente tras eventos globales recientes. Hoy, una nueva estrategia, el “nearshoring”, está redefiniendo el mapa económico global, y América Latina se encuentra en el epicentro de este cambio.

El nearshoring es, en esencia, la estrategia

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