La semana pasada el presidente Sánchez se lamentó de que «nosotros solos no podemos detener la ofensiva israelí». Lo atribuyó, entre otras razones, a que «España no tiene bombas nucleares», aunque no precisó si una de sus pretensiones futuras es dotar al país de ese tipo de armamento, como ya se planteó hace muchos años –en los sesenta– cuando el capitán general Muñoz Grandes –a la sazón jefe del Alto Estado Mayor– le encargó a Guillermo Velarde la dirección del «Proyecto Islero». Velarde, profesor y militar, que una década después obtuvo la cátedra de Física Nuclear en Madrid y más tarde fue ascendido a general, resolvió los intrincados problemas del diseño de un artefacto termonuclear cuando, en 1966, observando los restos de las bombas de Palomares, se dio de bruces con el método Ulam-T
Islero rememorado

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