Único en México y con alcance nacional, el centro mexiquense resguarda piel, huesos y membranas capaces de reestructurar vidas

En los pasillos del Banco de Tejidos del Estado de México, al abrirse una de las cámaras frías, se alinean cuidadosamente bandejas con piel, huesos largos, membranas de colágeno y parches de tejido amniótico. 

Cada pieza lleva el código de un donador que, tras su muerte, dejó un legado capaz de transformar la vida de personas que luchan contra las consecuencias de una tragedia. 

En ese contexto, la labor del Banco de Tejidos cobró una relevancia palpable ante la emergencia del Puente de la Concordia, en la Ciudad de México, donde la explosión de un tráiler cargado de combustible dejó decenas de víctimas con quemaduras graves.

Según los reportes más recientes, e

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