Muchas estatuas generan polémicas, situación que tampoco es novedosa en el mundillo del fútbol, donde las recientes esculturas de Mohamed Salah en formato alienígena, la de Gareca en modo apocalipsis zombi en Perú y la recordada de Cristiano Ronaldo —de ojos en falsa escuadra y sonrisa aturdida— en Portugal fueron motivo de comentarios impiadosos en las redes. Pero la cosa viene de lejos: hace dos mil años, Nerón se hizo erigir una escultura de bronce de sí mismo de 30 metros de altura en el jardín de su casa, y los romanos consideraron que se había gastado demasiado dinero y metal en semejante obra, aunque se cuidaron de expresarlo públicamente para mantener sus cabezas pegadas a sus respectivos cuerpos, ya que el emperador había resultado poco tolerante a las críticas.
Las cataratas de