Enfermedades de gravedad están haciendo mella entre algunos de los elementos más renombrados y radicales de la élite rusa. Por un lado, la propagandista Margarita Simonyán acaba de anunciar que padece un cáncer de pecho que la mantendrá alejada temporalmente de la dirección del canal gubernamental RT para poder operarse de su dolencia, mientras que el líder checheno Ramzán Kadírov sufre una enfermedad mucho más grave con un elevado índice de mortalidad: necrosis pancreática, según la prensa independiente rusa. Ambas figuras constituyen elementos esenciales en la arquitectura del régimen de Vladímir Putin , ya que la primera dirige el principal entramado de propaganda del Kremlin, mientras que el segundo garantiza la paz y la estabilidad en la siempre turbulenta región del Cáucaso

See Full Page