Sin rostro ninguna obra de arte tiene sentido, sugiere el acreditado historiador de la cultura José Enrique Ruiz-Domènec. El relato punzante que nos presenta el autor en un ensayo notable – Un viaje personal por el arte europeo – que responde a nuestra identidad cultural y nos sorprende por su claridad narrativa en un itinerario atrevido que no descuida detalle: historia, literatura, experiencia y anécdota consiguen una panorámica intelectual certera y ajustada a los objetivos de un trabajo de talante divulgador.

Un libro que acaso podría titularse sin error ni exageración “Ver es sentir”, en nítida evocación del imprescindible artista barcelonés, Albert Ràfols-Casamada, partidario confeso del relato artístico activo. De hecho, el historiador rehace con el lector un viaje nada improvisa

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