El Madrid bajó a la tierra a un Espanyol penalizado ayer por su falta de agudeza ofensiva, la que sí dispuso el equipo blanco, eficaz como pocas veces para afianzar su liderato en la Liga . Dos goles en dos disparos lejanos, en los que el portero blanquiazul no estuvo nada afortunado, sentenciaron las opciones pericas de hacer historia o, como mínimo, de parecerlo. No fue Cristóbal Colón, como definió en la previa lo que sería hacer historia Manolo González, pero se plantó el Espanyol en el Bernabéu como quien se sienta en una mesa de casino dispuesto a tentar a la suerte. Quiso desafiar la lógica, mover la ruleta a su favor y, por momentos, sobre todo al inicio, pareció que la bola podía caer en casilla perica. Pero la efectividad se impuso a los sueños y, como casi siempre en Chamart
El Espanyol sufre el clásico fundido a negro en el Bernabéu

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