El 18 de julio de 1994, Itzik Horn (73) vivía en Buenos Aires y tenía una reunión en la AMIA. Fue a tomar el subte en Villa Crespo, donde vivía, y se perdió el que pasaba porque era la hora pico y estaba lleno de gente. Decidió esperar el de atrás. Por esa demora, llegó a la estación Pasteur cinco minutos después y, cuando las puertas se abrieron para bajar, se escuchó una explosión tremenda.

“Todavía estábamos abajo y tembló todo”, recuerda Itzik ahora, en una mañana calurosa en Tel Aviv, frente al enviado de Clarín .

“Empecé a caminar hacia la AMIA, donde debía haber estado cinco minutos antes, y alguien me dice: “Parece que explotó una estación de servicio”. Yo dije “no, esto es otra cosa ”.

“Sigo caminando, cruzo a un policía y le pregunto si sabía lo que había pasado. Me

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