Hacia el final de mi adolescencia, se me ocurrió la idea peregrina de que igual conseguía ganarme la vida como guionista de comics. A tal fin, me acerqué un día por la hoy extinta editorial Bruguera con unos guioncillos breves a ver si sonaba la flauta y me fichaban.

Me recibió el responsable de guiones de la casa, me trató con mucha amabilidad, me explicó todo lo que no funcionaba en mis obras maestras y por qué y, finalmente, me señaló la puerta de su despacho tras decirme que no perdiera la esperanza y perseverara en el asunto.

Ese amable empleado de la casa madre de Mortadelo y Filemón y el Capitán Trueno era el escritor Andreu Martín (Barcelona, 1949), al que la Setmana del Llibre en Català acaba de otorgar un premio por toda su trayectoria literaria del que me alegro mucho (A

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