Cellnex está a las puertas de un cambio de etapa. El grupo de telecomunicaciones, nacido hace diez años en Barcelona, quiere dejar atrás la fase de venta de activos para entrar en un nuevo capítulo de crecimiento.

La venta de la filial de Suiza es la gran operación que queda pendiente para este cambio de etapa. La transacción parecía inminente, tenía que cerrarse a finales de verano, pero la compañía no lo vio del todo claro. Las ofertas que había recibido por parte del inversor sueco EQT, que estaba dispuesto a pagar 2.000 millones de euros, y del grupo canadiense Omers no le sedujeron. Cellnex se ha dado más tiempo, al menos unos meses más, para estudiar alternativas que le resulten más atractivas.

“Estamos evaluando todas las alternativas y posibilidades y tomaremos una decisión si al

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