Este Búho escribe con el corazón triste. Se entera de la muerte de un viejo amigo de Iquitos, Gilberto Guerra. Una pena inmensa. Guerra fue fundador de ‘La isla de los monos’, un refugio que recibía a estos animalitos que eran rescatados del tráfico ilegal. Cuando lo conocí, yo era un muchachito indocumentado, que viajaba con lo poco que podía conseguir con cachuelitos de aquí y allá. Y mi única carta de presentación era mi carné de prensa.
Don Gilberto me recibió entonces con los brazos abiertos y con el entusiasmo rebosante de un hombre que emprende una labor titánica, pero gratificante para el alma. Me hablaba de su reciente proyecto con brillos en los ojos, porque sabía que esa isla que había colonizado a media hora en lancha por el Amazonas sería el hogar de cientos de mon