A septiembre los mexicanos le queremos mucho, pero también le tememos. Es así. Y es que es una larga historia la que nos une y nos separa. Es como la rueda de la fortuna, a veces en la cima y otras veces en la sima. Depende.
Septiembre es luminoso, pasado por agua y, al mismo tiempo, contradictorio y evasivo. Se llama así porque era el séptimo mes del año, según el calendario gregoriano, aunque hoy sea el noveno mes del ciclo. Es el mes en el que la lluvia estalla como fuegos de artificio y, si no se excede y nos inunda, nos da vida, alegría, floresta, verdor, buen estado de ánimo y exaltado amor a la patria…
A los que somos de esta tierra que es ombligo de la luna, septiembre es un mes que nos ha dado lecciones de vida y nos ha encaminado por las más dramáticas experiencias, dolorosas y