El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, encabezó un emotivo funeral en honor al activista conservador Charlie Kirk, asesinado el 10 de septiembre. La ceremonia se llevó a cabo en el State Farm Stadium de Glendale, Arizona, y reunió a más de 70,000 personas. Durante su discurso, Trump describió a Kirk como un "gran héroe estadounidense" y un "mártir de la libertad".

El evento no solo conmemoró la vida de Kirk, sino que también reflejó su influencia en el movimiento conservador. Entre los asistentes se encontraban altos funcionarios del gobierno, como el vicepresidente JD Vance y el secretario de Estado Marco Rubio. La viuda de Kirk, Erika, asumió el liderazgo de Turning Point, la organización que él fundó para movilizar a jóvenes cristianos conservadores.

"Este funeral es para celebrar la vida de un gran hombre", afirmó Trump, quien atribuyó a Kirk un papel crucial en su victoria electoral de 2024. Los oradores, incluidos Stephen Miller y Donald Trump Jr., enfatizaron la necesidad de continuar la lucha por los valores conservadores.

La ceremonia estuvo marcada por un fuerte despliegue de seguridad, similar al de eventos de gran magnitud, y los asistentes comenzaron a hacer fila desde la madrugada. La música de bandas de rock cristiano resonó en el estadio, que se convirtió en un espacio de homenaje y reafirmación ideológica.

El asesinato de Kirk ha desatado un intenso debate sobre la violencia y la libertad de expresión en un contexto político polarizado. Tyler Robinson, el acusado del homicidio, enfrenta la pena de muerte. Según la fiscalía, Robinson expresó en un mensaje de texto que estaba "harto del odio de Kirk".

La figura de Kirk también fue reconocida a nivel internacional, con elogios de líderes como la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. La magnitud del homenaje subraya la importancia de Kirk en el conservadurismo estadounidense y su legado como símbolo de la lucha por la libertad de expresión y los valores tradicionales.