La ministra de Igualdad, Ana Redondo, anunciaba a las puertas del verano que en septiembre llevaría al Consejo de Ministros un anteproyecto de ley para abolir la prostitución. Una propuesta que además coincidía con los audios de la discordia entre el ex vicesecretario de organización del PSOE, José Luis Ábalos, y su mano derecha, Koldo García, en los que seleccionaban a mujeres prostituidas como si de mera mercancía se tratara. Y es que su abolición no es una cuestión baladí en nuestro país, teniendo en cuenta que España encabeza el ranking de países europeos consumidores de prostitución. La cuestión es: ¿entendemos la magnitud de esta práctica, para muchos alegal? En un territorio profundamente dividido entre su regulación y su abolición, están aquellos que apelan al mito de la libre elec

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