La luz roja no ha parado de encenderse desde el 7 de setiembre en la Casa Rosada, el día que una elección provincial alteró la hoja de ruta de la gestión de Javier Milei y confirmó la vulnerabilidad política que comenzó a horadar el blindaje económico dado por el descenso de la inflación, que parecía infranqueable.

"El problema de los argentinos no es económico, es político" diría a Clarín Juan González, un exfuncionario de Estados Unidos para la región durante la gestión de Joe Biden.

En las últimas dos semanas el dilema ha sido cómo afrontar aquél llamado de atención y las respuestas, a la vista de los resultados, suenan erróneas. Mesas políticas con los mismos nombres, construcción de una imagen presidencial a la cabeza de la crisis, anuncios sobre desplazamientos sin despla

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