El país se juega la octava parte de sus exportaciones sin grandes opciones de encontrar compradores alternativos

No será un golpe mortal, pero sí sustancial. El fin temporal (y parcial) del acuerdo de asociación entre la Unión Europea, pendiente aún del visto bueno de los gobiernos de los Veintisiete, añadirá un elemento más de presión sobre una economía no precisamente boyante: tras el bum inicial —un patrón habitual en los países en guerra—, el país atraviesa un trance complicado , con el crecimiento claramente a la baja y la deuda pública en aumento, dado el ingente gasto militar.

La pasada semana, y antes de dar marcha atrás con discreción ante las críticas políticas y empresariales, el primer ministro, Benjamín Netanyahu, defendió que Israel se convierta en una “superEsparta” en

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