Por infortunio y por habitar desde muy joven la tragedia cuasi literaria de este país, lo sucedido el 11 de septiembre del presente año dentro de la Universidad Nacional, no me fue extraño. Ya había vivido eventos similares antes, tanto en esta Universidad, como en la Pedagógica, de la cual también fui estudiante.

Cuando utilizo la palabra “vivido”, la utilizo con todas las implicaciones conceptuales que esta implica: yo he estado allí, arengué, lloré por el gas, me ahogué por él mismo, y, también, salí herido.

Un 25 de septiembre del 2019, en mi segundo o tercer semestre de Licenciatura en Ciencias Sociales, en medio de un tropel, algo estallo al lado mío. Digo “algo” porque no pude observar si fue un artefacto que la policía arrojo desde afuera de la Universidad, o algo que simplemente

See Full Page