En un billar de Medellín, Édgar Jiménez Mendoza taca con la misma calma con la que años atrás montaba sus rollos en las cámaras. Hoy, a sus 75 años, ya no corre con afanes para llegar a una fiesta ni se cuelga la cámara al hombro con la ilusión de un encargo nuevo. Ahora sus días transcurren entre sosegadas partidas lentas de ajedrez y billar, discusiones de política y alguna que otra venta de fotografías viejas. Fotografías que todavía despiertan interés porque en ellas aparece el hombre que marcó una historia oscura de Colombia, que compartió con él clases de colegio y luego parte de su vida: Pablo Escobar Gaviria .

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“ Yo vivo de mi archivo ”, dice, sin dramatismos. No tiene pensió

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