Después de tanto Mister Hyde, vimos por fin el presidente en la piel del Doctor Jekyll. Capaz que los ñoños teníamos alguna razón, si pasó de gritar a velar, de insultar a explicar. ¿Durará? ¿O es oportunismo electoral? Ya veremos. Lo cierto es que se necesita mucho más para disipar los rencores sembrados hasta ahora. Las derrotas políticas, de hecho, se suceden en cadena.

Aunque moderado, cosa apreciable, aunque razonable, cosa compartible, el discurso en cadena nacional, monopolio del que disfruta, deja perplejos. Hay cosas por corregir, antes de que la figura presidencial se erosione aún más, que aparezcan los buitres de la pueblada golpista: Javier Milei puede gustar o no, y a mí no me gusta, pero la estabilidad institucional es lo más importante. Sería tremendo que el peronismo consu

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