En principio, todo esfuerzo a favor de la paz es loable y todos los discursos que la exaltan parecen nobles; sin embargo, hay matices muy concretos entre buscar la paz como un proceso siempre perfectible y pedir la paz como un destino prefigurado.

En el primer escenario, el orden social anhelado pretende generar las condiciones mínimas para que la diversidad y la pluralidad puedan expresarse con libertad, responsabilidad y tolerancia; y también aspira a compartir un ánimo cultural donde se privilegie la capacidad de creer y luchar por satisfactores mínimos compartidos y justos. En esta idea de paz, la actualización de demandas y reclamos se inscribe no sólo en la posibilidad del futuro, sino en la necesidad de este, de llenar los actos con un sentimiento de esperanza y con respuestas aún

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