Al Gobierno se le han juntado dos problemas con fecha: el proyecto de presupuestos , que Moncloa debería registrar antes del 1 de octubre, y la crisis de las pulseras telemáticas contra el maltrato, convertidas en termómetro de gestión y coordinación. En medio, la llave de Carles Puigdemont y los siete escaños de Junts, imprescindibles para que las cuentas prosperen.

Este lunes, Puigdemont reunió a la cúpula de Junts en Waterloo para fijar posición. El expresident ya trasladó la semana pasada a José Luis Rodríguez Zapatero su negativa a apoyar las cuentas sin avances verificables en los acuerdos entre ambas partes. En el partido insisten en que, sin hechos, no habrá sí.

En la sala de máquinas del Ejecutivo repiten un lema que busca mostrar músculo negociador: " Sudamos la cami

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