El mundo de Instagram es por definición la feria de las vanidades, el paraíso de los ególatras, el escaparate del hedonismo, la frivolidad hecha red social. Y está bien que así sea. Los pensamientos funcionan mejor a twitter, las fotos en Instagram. Lo que cuesta es que alguien que se dedica a ello, los y las instagramers, asuman que una foto también puede servir para transmitir algo más que belleza, que envidia o que superioridad. Pueden transmitir una idea política. En Catalunya es muy inusual, Úrsula Corberó, Dulceida o Laura Escanes transmiten valores positivos como el empoderamiento, el feminismo o los derechos LGTBI pero no acostumbran a meterse en política. Perjudicaría su número de followers. En cambio la mejor instagramer del país, Maria Guardiola, es en realidad la antidiva

See Full Page