C.R.

Posiblemente, la mejor manera de contar la historia propia sea abordándola a retazos, de manera no cronológica y no lineal, porque contar la historia de uno es también contar la de otros/as, sobre todo si se pertenece o se ha vivido en una cultura comunitaria.

Cuando una mujer mapuche emprende esta tarea, el sentido de comunidad, que ha sido intervenido por la “herida colonial”, puede convertirse en una pesadilla, porque es en su seno donde se forja una identidad también herida. Pertenecer significa también renunciar, ceder, entregar o participar en parte, incluso, renegar. Es lo que sucede con Rosa Paillafil, la protagonista de la novela de Adriana Pinda, Llanka Piwke. Primer retazo (Amukan, 2023), quien aborda la separación de su hijo Juan, a quien le escribe numerosas carta

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