Los datos de ausentismo electoral que hoy resulta un fenómeno de creciente preocupación, revelan a nivel local y regional, que los sectores sociales más desprotegidos son los que con mayor fuerza expresan este comportamiento. Ahora bien, si una parte sustancial del electorado, en particular los más vulnerables, está rechazando el sistema pasivamente a través de la no participación, esto expresa una crisis fundamental de legitimidad para todo el marco democrático [1].
Indica un claro sesgo socioeconómico en la no participación. Hay una relación directa: «A mayor vulnerabilidad social, más ausentismo electoral».
Esta heterogeneidad del despliegue del ausentismo, como señalamos, muestra a los segmentos de la población socioeconómicamente más desfavorecidos como aquellos más desconectados,