MADRID (EFE).— El estrés crónico durante la infancia puede dejar huellas que se extienden hasta la edad adulta, afectando la salud cardiometabólica y elevando el riesgo de enfermedades. Así lo revelan dos investigaciones recientes publicadas en “PNAS” y “JNeurosci”, encabezadas por las universidades de Duke (Estados Unidos) y Turku (Finlandia).
El estudio de Duke, que siguió a 1,420 personas desde los 9 hasta los 30 años, estableció una correlación clara entre la llamada “carga alostática” y los factores cardiometabólicos. “Los efectos fisiológicos del estrés se pueden medir y, en conjunto, se denominan carga alostática”, explicó el equipo, al señalar que marcadores como la proteína C reactiva, el índice de masa corporal y el sulfato DHEA en la infancia se asociaron a presión arterial e i