El panorama actual muestra una transformación profunda en el poder global de Estados Unidos, cuya influencia parece estar desmoronándose.

Aunque persiste una retórica intervencionista reminiscente de la Guerra Fría, su presencia internacional está siendo diluida por decisiones estratégicas que se asemejan a intercambiar poder por beneficios inmediatos y de poca trascendencia.

El mundo postpandemia ha evolucionado hacia una dinámica regida por el darwinismo social, donde el pacto social tradicional parece quebrado y emergen nuevas luchas culturales y civilizatorias, aún incipientes.

Sin embargo, Donald Trump se mantiene al margen de esta realidad, demostrando desinterés en participar o siquiera reconocer los retos emergentes.

Problemas graves como las crisis en Venezuela, Ucrania, Nepal

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