Nadie puede decir que Sarah Ferguson haya sido, a lo largo de su vida, alguien ajeno a las polémicas. No es solo que fuese la primera royal, incluso antes del famoso En la sombra del príncipe Harry, en escribir un libro sobre los entresijos de Buckingham Palace y La Firma —aunque también es cierto que ello no fue óbice para que la familia real británica siguiese acogiéndola bajo el brazo y no dejase de participar en actos y eventos— sino que su propio divorcio del príncipe Andrés, duque de York, acaparó portadas y ríos de tinta por el escándalo de sus pies.

Todo ocurrió en 1992. Aquel enero, y después de varios rumores sobre cómo el matrimonio ya no congeniaba, los duques anunciaron su separación. Era el paso lógico, habida cuenta de que el hijo pequeño de Isabel II estaba continuamente d

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