El presidente Donald Trump regresó del Reino Unido la semana pasada tras una bienvenida sin precedentes por parte del rey Carlos III y la familia real. En medio de toda la pompa y ceremonia en el Castillo de Windsor y tras la reunión del día siguiente con el primer ministro británico, Keir Starmer, el mandatario regresó con un mensaje claro: se espera que Estados Unidos mantenga su firme apoyo a Ucrania contra Rusia y que la guerra en Gaza debe resolverse pronto.
Y es que pareciera que Trump y el secretario de Estado Marco Rubio están eludiendo las dos mayores crisis diplomáticas, tomando en cuenta que tienen el poder y la influencia para desviar el curso actual y exigir cambios.
Trump aún no ha impuesto las severas sanciones que prometió considerar contra Rusia por seguir atacando a