Hace 157 años, en las montañas del oeste puertorriqueño, resonó un grito que trascendió el tiempo. Era el 23 de septiembre de 1868 y el pueblo de Lares se convirtió en escenario de un acto de valentía que, aunque breve, marcó para siempre la historia de Puerto Rico. El Grito de Lares fue mucho más que una insurrección fallida; fue el despertar de una conciencia colectiva, el primer intento formal por proclamar la independencia de la isla y el inicio de una narrativa de lucha que aún late en la memoria nacional.
El movimiento fue fruto de la visión de un grupo de hombres y mujeres que soñaban con una patria libre. Entre ellos se destacó Ramón Emeterio Betances , médico y reformista que, desde su exilio en la República Dominicana, articuló las ideas que alimentaron la insurrección. Sus pr