Las siguientes reflexiones surgen desde la especulación; no soy psiquiatra ni tampoco un profesor de literatura. Espero que se me perdonen las imprecisiones y la falta de profundidad en los argumentos. Esto es tan solo un intento de acercar esos dos discursos que, en algunas ocasiones, parecieran acercarse, y en otras, se alejan de forma irremediable. Empecemos.

La locura y la poesía tienen en común al llamado referente, sea por ausencia en la primera o por la exuberancia de lo presente en la segunda. La realidad en el loco se ha convertido en un mundo ficcionalizado sin hilación lógica sobre la trama. Un cuerpo tomado, invadido, borrado por el registro imaginario del propio sujeto. El cuento del loco no se dirige a ningún lector, a no ser al habla misma que marcha sola como un genio que

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