Héctor Antonio Herrera Guzmán, “El Cubano”, comandó una de las bandas más peligrosas en la época negra del secuestro que durante el cuatrienio 1994-1998 golpeó a Morelos. Escogía a puros ricos, y protagonizó una de las fugas más audaces que registró la desaparecida “Peni” de Atlacomulco, limpia, sin sangre de por medio, utilizando el escondite de un coche (un “clavo”) que entró y salió para su reparación en el pequeño taller que había dentro del penal. Ocurrió el 15 de septiembre de 1999, en pleno acto oficial de la entrega de boletas de libertad a reos bien portados. Al mismo tiempo que el a la sazón gobernador Jorge Morales Barud presidía la ceremonia en la que era tradición excarcelar anticipadamente a presos con derecho al beneficio de preliberación, Herrera salía de la prisión oculto
Atril José Manuel Pérez Durán: Ansias de libertad

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