La tranquilidad de Nava del Rey, una localidad vallisoletana de 1.925 habitantes, se ha visto alterada en las últimas semanas tras conocerse la posibilidad de que el antiguo convento de las Madres Capuchinas, deshabitado durante más de 15 años, pueda convertirse en un centro de acogida para inmigrantes. Algo que desde el Ayuntamiento se niega por completo.
La noticia ha corrido de boca en boca entre los vecinos después de que, este verano, dos religiosos no vinculados directamente a la orden original llegaran al inmueble para iniciar trabajos de acondicionamiento.
El gesto fue inicialmente recibido con entusiasmo desde el pueblo, al interpretarse como una oportunidad de recuperar un edificio histórico de gran valor patrimonial, que además conserva tres tallas del escultor Luis Salva