Según expertos citados por VeryWell Health , dormir en una habitación fresca puede potenciar la calidad del sueño y favorecer procesos metabólicos esenciales. El cuerpo reduce de forma natural su temperatura interna al caer la noche, un mecanismo que facilita el inicio del sueño. Mantener la habitación entre 18 y 20 ℃ (65 a 68 ℉) refuerza este proceso.

Un ambiente fresco también favorece la producción de melatonina , la hormona responsable de inducir y mantener el sueño. Esto permite una transición más rápida al descanso y periodos de sueño más estables y profundos. En contraste, temperaturas altas pueden provocar despertares nocturnos y disminuir la calidad del sueño.

“Un ambiente más fresco facilita la producción de melatonina, lo que resulta en un descanso más estable y profundo

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