Este formidable depredador no solo destaca por su tamaño imponente, sino por un detalle revelador en su mandíbula: un hueso de cocodrilo fosilizado, evidencia de su peculiar dieta.

El descubrimiento, dado a conocer este martes, ha generado entusiasmo en la comunidad científica. Los fragmentos fósiles encontrados hasta ahora, que incluyen partes de la mandíbula y otros huesos, sugieren que este dinosaurio perteneció a un grupo de grandes terópodos, lo que lo posicionaría como uno de los principales depredadores de su ecosistema durante el Cretácico Superior.

Un ecosistema de hace 70 millones

La presencia del hueso de cocodrilo incrustado en su mandíbula no solo ofrece una visión directa de sus hábitos alimenticios, sino que también aporta valiosa información sobre el ambiente en el que v

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